El cierre de la central nuclear de Zorita (Guadalajara) es un
acontecimiento muy importante para el ecologismo español y para el
panorama energético. Este cierre se produce el 30 de abril de 2006, en
un momento en que el debate nuclear se ha reactivado, no sólo en España,
sino en toda la Unión Europea. El debate se reabre porque los
impulsores de la industria nuclear la proponen como alternativa al
cambio climático, y se trata de una reapertura interesada porque la
energía nuclear no puede figurar en la cesta energética de la humanidad
en el futuro. Para ello tendría que solucionar los graves desafíos de la
gestión de los residuos radiactivos, la seguridad, las altas
inversiones necesarias y la escasez del combustible.
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